Su situación estratégica entre oriente
y occidente (entre Túnez y Sicilia), hace que a lo largo de su historia haya
sido colonizada por muchos pueblos, desde los fenicios, cartagineses, romanos,
bizantinos, árabes y normandos. Pero lo que le dio su esplendor fueron los
Caballeros.
Los Caballeros eran una orden
religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI por comerciantes
amalfitanos, con fines benéficos y piadosos. Inicialmente fueron conocidos como
Caballeros Hospitalarios, y fundaron un hospital de peregrinos en Jerusalén,
para posteriormente salpicar de hospitales la ruta de peregrinación a Tierra
Santa.
Pronto se convirtieron en un ejército
armado, que durante las cruzadas se enfrentaron con los ejércitos
musulmanes; conquistando Jerusalén a mitad del siglo XII y convirtiéndola en la
primera sede de la Orden.
Cuando la dominación cristiana de Jerusalén
finalizó, con la conquista del sultán Saladino a finales del siglo XII,
buscaron una nueva sede; conquistando a principios del siglo XIV la isla de
Rodas. Pero fueron sitiados por Solimán
el Magnífico a principios del siglo XVI, y abandonaron la isla.
Acabaron dirigiéndose al emperador
Carlos I de España para solicitarle la cesión de alguna tierra donde fijar su
residencia, y así protegerían el Mediterráneo occidental del avance otomano; establecieron
un halcón como pago de la renta anual; y por su parte estaban obligados a
permanecer neutrales en guerras entre naciones cristianas.
Lo más destacado de la época de las
Caballeros fue el asedio de 1565, en el que la isla en contra de lo esperado
consiguió defenderse de los ataques otomanos.
Posteriormente transformaron Malta,
construyendo la ciudad de La Valeta, que lleva el nombre del vencedor del
asedio, el gran Maestre Jean Parisot de La Vallette. Fue una de las primeras
ciudades europeas construida con planos.
Transcurrido el tiempo, en 1798 fueron
expulsados por los franceses, liderados por Napoleón cuando se dirigían a
Egipto; y prácticamente la Orden de los Caballeros de Malta se consideró
disuelta.
En 1800 los malteses se rebelaron y
pidieron ayuda al Imperio Británico, y Malta pasó a formar parte del Imperio,
que cada vez se volvió más importante para los británicos por su situación
estratégica en el Mediterráneo.
Desempeñaron una labor importante
durante la Segunda Guerra Mundial, por su proximidad a las líneas de navegación
del Eje, por dicho motivo de nuevo fue sitiada. Y el coraje de su pueblo,
motivó a Jorge VI a otorgarle la Cruz de San Jorge, que hoy se ve en la bandera
del país.
Malta se independizó en 1964, pero los
británicos permanecieron en su territorio y mantuvieron el control total de los
puertos, aeropuertos, correos, así como emisoras de radio y televisión; todavía
Isabel II era la soberana de Malta.
En 1974 se convirtieron en República
dentro de la Commonwealth (Mancomunidad de Naciones), con un presidente como
jefe de estado.
Y fue el 31 de marzo de 1979 cuando se
hizo efectiva la salida de los británicos, porque su gobierno rehusó pagar la
tasa exigida por el gobierno maltes para permitir su estadía.
Finalmente el 1 de mayo de 2004 se
adhirió a la Unión Europea.
Uno de los grandes legados de los
caballeros, es la Cruz de San Juan, de ocho puntas, conocida también como Cruz
de Malta; y es uno de los símbolos nacionales.
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